El otro mercado que existe, desde hace más de 20 años, en Honduras es el que usa energía solar fotovoltaica para la electrificación rural mediante sistemas fotovoltaicos independientes con almacenamiento de baterías. Esto proporciona acceso a la electricidad, por primera vez, a familias que actualmente viven en la pobreza energética, usando velas, lámparas de queroseno, baterías desechables y palos de pino (ocote) para iluminar sus hogares.